¿Quién tiene la culpa?

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¡Hola! Hay un tema que me preocupa, y no sé cómo la sociedad lo permite y premia a quien lo hace.

¿Qué precio debe pagar la información por estar en la portada de un periódico? Parece una pregunta ridícula, pues la información, evidentemente, no puede aportar una suma económica por aparecer en el lugar que le corresponde. Entonces, ¿a qué nos referimos? 

El hecho de mostrar imágenes sensacionalistas o impactantes en la portada de un periódico aumenta el volumen de ventas del mismo. Puede que hagan referencia a la noticia informativa más importante del día (verbigracia, si hablamos de atentados terroristas, accidentes de avión o fenómenos que han provocado la muerte de varias personas) pero... ¿es moral o ético que muestren para ilustrarlo imágenes escabrosas?

(foto aparecida en elmundo.es 03/05/2008)

Aquí tenemos una imagen de Gorka Landaburu tras sufrir un atentado de ETA. Apareció en elmundo.es (enlace) y sirve para ilustrar una noticia cuyo título es: "Reporteros Sin Fronteras denuncia las intimidaciones de ETA a la prensa española". La imagen, a pesar de tener relación con la noticia que ilustra, no representa el resto de la información; además, es una imagen de archivo captada 7 años antes de la noticia. Pero el hecho de que aparezca en el portal de la web, hace que los internautas pinchen para conocer el resto de la información.

Los medios de comunicación se aprovechan del morbo y del sensacionalismo para conseguir mayores beneficios y mayor protagonismo. ¿Toda la culpa es suya? ¿Acaso los ciudadanos no tienen curiosidad por conocer los asuntos más turbios y escabrosos que acaecen en la sociedad? ¿No es cierto que una gran parte de la población deja de lado la información veraz para centrarse en el morbo y la farándula?

Un ejemplo que puede dar respuesta a estas últimas preguntas es el caso de "La otra Italia", un espacio político de la televisión italiana que supera a "Gran Hermano" en cuota de pantalla. Según Lucía Magi demuestra que los espectadores no son una masa narcotizada por los muslos desnudos y los besos robados de los reality o los gritos de las tertulias. Un oasis de información en el desierto del sensacionalismo, en la capital del morbo, presidida por uno de los mayores caciques de la información.

¡Espero tu llamada!